Nuestra mente y nuestro cuerpo requieren de unas necesidades que, al no verse cubiertas, pueden desembocar en estados de ánimo y síntomas negativos tales como irritabilidad, nerviosismo o tristeza. Para mejorar nuestro bienestar es necesario encontrar un espacio en el que podamos escuchar y atender dichas necesidades y donde nosotros mismos seamos los protagonistas.
Ya sea que te encuentre en una situación extrema, donde tu estado de ánimo es realmente bajo y quieres salir de una depresión, o que simplemente quieras equilibrar y optimizar tu estado de ánimo al máximo, necesitas poner en práctica unos hábitos de autocuidado. El responsable de tu estado de ánimo es tu cerebro, el cual es un órgano, y como tal, se ve afectado por tus hábitos.
10 hábitos para mejorar tu estado de ánimo
Aquí te proponemos 10 hábitos sencillos que nos ayudan a cuidarnos más y, sobre todo, mejor.
1. Atención plena en tu día a día
Desde el Mindfulness encontramos la “atención plena”. Este se considera uno de los pilares fundamentales de dicha práctica psicoterapéutica. La atención plena se basa en atender a lo que estamos experimentando en el “aquí y ahora” sin juicio alguno. Podemos ponerlo en práctica en situaciones cotidianas como, por ejemplo, a la hora de dar un paseo, deteniéndonos en cualquier cosa que nos llame la atención a lo largo del mismo, percibiendo sus detalles, sus colores, y permitiéndonos sentir lo que nos produce. O cuando estamos comiendo, disfrutando cada bocado y deleitándonos con cada uno de los sabores que experimenta nuestro paladar.
2. Practica deporte
La realización de ejercicio físico se ha comprobado que mejora la calidad de vida. Durante el ejercicio se producen más de 50 hormonas, entre ellas, la serotonina y las endorfinas. Ambas se encuentran muy relacionadas con el nivel de bienestar percibido en el individuo. De hecho, una ausencia de estas, puede ocasionar determinados síntomas como aquellos relacionados con la depresión y la ansiedad.
Una forma para prevenirlo sería realizar ejercicio físico entre 3 y 4 días a la semana, con una duración mínima de 30 minutos y una máxima de 60 minutos.
3. Momentos de creación
Muchas personas se desesperan cuando se encuentran solos o sin tareas que realizar. Dicen que se “aburren” si no tienen nada que hacer. Estos momentos de “aburrimiento” son muy enriquecedores para la persona ya que potencia la creatividad y la espontaneidad. De hecho, muchos estudios avalan que estos ratos de soledad con uno mismo favorecen la reflexión y el pensamiento creativo.
Los niños son especialistas en estos momentos de creación al desarrollar el juego simbólico o imaginativo, en el que hacen de una simple escoba una escoba voladora o de unas sábanas una guarida impenetrable dentro de su habitación.
Escuchar música que nos inspire, leer un buen libro o fascinarnos con algo del ambiente que nos llame la atención, pueden convertirse en facilitadores para la creación de nuevos proyectos.
¿Y si sacamos el niño que llevamos dentro?
4. Disfruta de tu cuerpo, ¡Escúchalo!
El cuerpo, nuestro eterno acompañante, también tiene necesidades. Más allá de una visión racional donde el cerebro es el protagonista absoluto, se encuentra la corporalidad. El cuerpo recoge todas las experiencias que hemos tenido en la vida de forma simbólica, y nos avisa cuando hay algo que necesita atención, como, por ejemplo, ante un terrible resfriado o un dolor en el cuello. Nos avisa de aquello que nuestra mente puede pasar por alto al estar inmersa en otros proyectos.
Es nuestro deber escuchar a nuestro cuerpo, mimarlo, darle la oportunidad para que nos comunique lo que el cerebro es incapaz de explicar y cuidar de él. Esto podría realizarse de forma muy sencilla, por ejemplo, tumbándonos cómodamente en la cama haciendo un recorrido mental de nuestro cuerpo, observando las sensaciones que vamos percibiendo. O darnos una ducha relajante, dándonos el tiempo suficiente para disfrutar del momento.
5. Relaciónate emocionalmente mejor con los tuyos
Muchas veces tenemos la sensación de que no llegamos a expresar totalmente las emociones que nos suscitan las personas que queremos. Esto puede ser por nuestro estilo de personalidad, convencionalismos sociales o bien porque no sabemos cómo expresarlas. El ser humano es un ser racional, pero también, emocional. Precisamente, muchos de los dilemas que nos atormentan se basan en cuestiones emocionales… Y por eso, muchas veces, las diversas razones lógicas no llegan a determinar una decisión.
Para relacionarnos emocionalmente mejor es necesario tomar consciencia de nuestras emociones y sentimientos cuando estamos con el “otro”, querer transmitirle lo que sentimos y, finalmente, hacerlo. Podemos practicar nuestro “lenguaje de las emociones” improvisando con una foto de un ser querido de cara a un próximo encuentro o redactar una carta de sentimientos que no se llegan a expresar por miedo o vergüenza.
6. Realiza algo fuera de la rutina
En nuestro día a día nos encontramos inmersos en rutinas inflexibles que, a menudo, nos hacen creer que seremos más felices si las cumplimos a rajatabla. El ser humano, de forma inconsciente, mantiene la creencia que el controlar férreamente su vida conlleva más tranquilidad y seguridad. Es cierto que, llevar una cierta organización de nuestro día, puede ayudarnos a prever momentos inesperados que nos pueden hacer sentir indecisos o incómodos. Pero también estos momentos nuevos nos pueden mostrar aspectos de uno mismo que desconocíamos hasta entonces.
Siempre hay pequeñas alternativas al plan establecido, desde cambiar la ruta diaria al trabajo por un nuevo atajo hasta visitar un sitio nuevo en lugar de ir a los lugares preestablecidos por nuestra rigurosa rutina. A veces, nos pide el cuerpo hacer algo diferente a lo que estamos acostumbrados ¿Y si le hiciéramos caso a lo que nos pide?
7. Disfruta tu sexualidad
La sexualidad es un aspecto inherente al ser humano. Todos tenemos, independientemente de nuestra orientación y preferencias sexuales, en mayor o menor medida, necesidades sexuales. El sexo va más allá del coito, es un momento íntimo, personal, relacional y simbólico. Es una comunicación con uno mismo y entre personas donde el cuerpo es el protagonista y las emociones y sentimientos los directores. Tomar consciencia de todos ellos, detenidamente, nos puede hacer descubrir nuevos significados tanto de nosotros mismos como de las personas con las que compartamos nuestro “yo” más íntimo.
Descubrir con la pareja sexual rincones placenteros que se desconocían, disfrutar de nuestro cuerpo mediante lociones y cremas excitantes o expresar las necesidades sexuales a la pareja pueden ser unas buenas opciones para fortalecer una comunicación sincera e íntima.
8. Come equilibradamente
Comer se encuentra dentro de las necesidades básicas del ser humano. En la pirámide de Maslow, constituye la base de las necesidades fisiológicas junto a otras como la respiración, el sexo o el descanso.
Nuestro cuerpo necesita determinados nutrientes para realizar adecuadamente sus funciones, pero tanto un exceso como un déficit de los mismos puede llevar a diversas enfermedades como la obesidad, la inanición, la diabetes o la hipercolesterolemia, entre muchas otras.
Debemos entender nuestra alimentación como una relación que mantenemos con la comida. Esto es, atender a las necesidades nutricionales de nuestro cuerpo y proveerlo. El aporte de los nutrientes necesarios contribuye a nuestro bienestar físico y psíquico.
Algunas de las recomendaciones para mantener una relación equilibrada con la comida son: realizar 5 comidas diarias teniendo en cuenta la pirámide nutricional, incluir alimentos ricos en fibra (frutas y verduras) en nuestra dieta para regular el tránsito intestinal, reducir alimentos ricos en grasas saturadas como la mantequilla, carnes grasas y embutidos, y aumentar aquellos ricos en grasas insaturadas como el pescado azul, el aceite de oliva y el aguacate, entre otros.
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9. Duerme suficiente, duerme bien
El sueño, su calidad y cantidad están directamente relacionados con el nivel de bienestar subjetivo percibido por la persona. Mientras dormimos, realizamos varios ciclos de 90 minutos donde se van alcanzando progresivamente fases del sueño cada vez más profundas.
Se han registrado 5 fases del sueño: La 1º y 2º corresponden al sueño ligero, la 3º y 4º al sueño profundo y, finalmente, la fase 5º o comúnmente conocida como la Fase REM. Las 3 últimas (3º, 4º y 5º) se consideran el objetivo del sueño ya que, la 3º y 4º permiten al cerebro enfriarse y descansar al descender el nivel activación fisiológica cortical o “arousal”. Por otro lado, la 5º fase o fase REM, es imprescindible para consolidar el aprendizaje diario. De hecho, los recién nacidos, duermen tantísimo porque esto les permite afianzar las experiencias del nuevo mundo que están percibiendo.
Y después de todo esto…¿Cómo podemos ayudar a nuestro cerebro a descansar mejor? Una respuesta general y aproximada sería: respetando los horarios naturales del sueño como dormir 8 horas diarias, acostarse cuando ha anochecido o al poco tiempo después, no realizar actividades estimulantes previamente a la hora de dormir y evitar alimentos que interfieran con la calidad del sueño, como aquellos que contengan alcohol o cafeína.
10. El arte de la asertividad
La asertividad es una habilidad comunicativa que nos permite expresar y defender pensamientos, sentimientos y derechos propios respetando a los demás. Se encuentra en el centro de un “continuum” cuyos extremos serían la agresividad y la pasividad.
Esta habilidad nos permite ser honestos con nuestras ideas y defenderlas sin herir al receptor, ya que expresaríamos las mismas con franqueza, pero también con respeto y empatía.
Muchas veces, pensamos que no debemos decir algo por las reacciones sociales que se pueden generar o, incluso, llegamos a ceder ante otros argumentos con los que no estamos de acuerdo. Esto último, puede provocarnos sentimientos de frustración que llega a dañar la imagen que tenemos de nosotros mismos, percibiéndonos vulnerables, influenciables e inseguros. Esto no quiere decir que siendo asertivos tengamos que mostrar oposición en cualquier idea o sentimiento. Siempre podemos aprender de otros argumentos, pero también tenemos derecho a expresar nuestras creencias de una forma que nos permita ser coherentes con nosotros mismos y respetando a quien nos escucha.
Para practicar esta habilidad, podríamos entrenarnos eligiendo un tema de conversación y desempeñando diferentes posturas frente al mismo. Intentando expresar las razones y sentimientos que respaldan cada postura con dignidad, sinceridad y respeto empático.
David de la Torre
Psicólogo de El Prado Psicólogos
David de la Torre es psicólogo. Su visión integral de la salud le ha llevado a formarse como sexólogo, terapeuta familiar y de pareja y como coach en nutrición y deporte.
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