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Qué son las experiencias adversas en la infancia y su impacto en la salud

por Conexión Mente-Cuerpo

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Angie Ramos

Hipnotista clínica, Havening Techniques® Certified Practitioner, Terapia somática

En muchas ocasiones he hablado acerca de las Experiencias Adversas en la Infancia o ACEs (por sus siglas en inglés) y lo hago porque una vez que conocemos qué son y cuál es su impacto en nuestra salud tanto física como mental. Esto viene muy a la mano cuando las personas me pregunta cual es la evidencia científica de que nuestra infancia repercute en nuestra vida adulta. 

A mí personalmente, el conocer y comprender que gran parte de nuestros comportamientos y hábitos se crean desde que vamos creciendo, así como la visión que tenemos de la vida, de las personas y de nosotros mismos. Esto no quiere decir que no lo podamos cambiar, sino que es importante atender esos traumas y heridas emocionales que muchos cargamos y que sin darnos cuenta continúan afectando la forma en la que vivimos y nos relacionamos. 

El estudio ACE

El estudio de Experiencias Adversas en la Infancia fue creado por dos doctores Vincent Felitti, director del Kaiser Permanente’s Department of Preventitive Medicine in San Diego, California y Robert Anda un investigador en Centers for Disease Control and Prevention. Ellos dos analizaron los registros de más de 17,000 pacientes en una organización médica y pudieron identificar que la dos tercios de los pacientes habían sufrido algún tipo de experiencia adversa en la infancia, lo cual llevaba a predecir un amplio rango de problemas psicológicos, médicos y funcionales.

¿Qué son las Experiencias Adversas en la Infancia?

El término “ACE” es un acrónimo de Experiencias Adversas en la Infancia por sus siglas en inglés. Las experiencias adversas son eventos estresantes o traumáticos que ocurren durante la niñez y que pueden tener un impacto duradero en el desarrollo físico, emocional y cognitivo de los niños/as.

Estas experiencias pueden variar desde la negligencia y el abuso emocional hasta el abuso físico, el divorcio de los padres y la exposición a la violencia doméstica.

  • Abuso emocional: ser menospreciado, humillado, insultado o degradado regularmente, todo lo cual puede llevar a temer por su seguridad física.
  • Maltrato físico: ser golpeado, empujado, agarrado, etc., con fuerza suficiente para lesionar o dejar marcas.
  • Abuso sexual: ser forzado a participar en una interacción sexual.
  • Madre tratada con violencia: madre o madrastra sometida a violencia por parte de una pareja masculina.
  • Negligencia emocional: falta de amor y apoyo.
  • Descuido físico: falta de necesidades físicas y necesidades básicas como comida, vivienda o ropa; incompetencia de los padres.

También se incluyen aspectos del entorno del niño que pueden socavar su sentido de seguridad, estabilidad y vínculo, como crecer en un hogar con:

  • personas con problemas con uso de sustancias (drogas, alcohol, etc)
  • personas con problemas de salud mental como depresión
  • inestabilidad debido a la separación de los padres o miembros del hogar que están en la cárcel o prisión

El día de hoy se ha reconocido que existen muchos otros tipos de trauma infantil como sufrir: racismo, intimidación o bullying, ver a un hermano siendo abusado, perder a un cuidador (abuela, madre, abuelo, etc.), falta de vivienda o de recursos económicos, sobrevivir y recuperarse de un accidente grave, presenciar a el abuso de uno de sus padres, participación en el sistema de crianza social, etc.

El Estudio ACE incluyó solo 10 traumas infantiles que aparecen en el cuestionario ACE porque fueron mencionados como los más comunes por un grupo de aproximadamente 300 miembros de Kaiser.

No hay que olvidar que existen muchas otras experiencias que pueden llevar a un trauma emocional en un niño y que pueden afectar su salud y bienestar sin importar si se encuentra en esta lista o no.

Experiencias adversas en la infancia - Angie Ramos Sanación emocional

¿Cuáles son las consecuencias?

La adversidad en la vida temprana puede tener un impacto duradero en el desarrollo y la salud de las personas. En base a los estudios se demostró que entre más experiencias adversas estén expuesto los niños, más aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiacas, cáncer, así como un impacto profundo en la salud mental.

Impacto en el Desarrollo Infantil

Las ACEs pueden tener un impacto profundo en el desarrollo infantil en múltiples niveles. A nivel físico, el estrés crónico asociado con las experiencias adversas puede afectar el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso, así como el funcionamiento de los sistemas endocrino e inmunológico. Esto puede aumentar el riesgo de una variedad de problemas de salud física a lo largo de la vida, incluyendo enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad y trastornos autoinmunes.

A nivel emocional y psicológico, las ACEs pueden contribuir al desarrollo de problemas de salud mental, como la depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y los trastornos de la conducta alimentaria. Los niños/as que experimentan ACEs también pueden tener dificultades para regular sus emociones, establecer relaciones saludables y desarrollar una autoestima positiva.

Impacto a lo largo de la Vida

El impacto de las ACEs no se limita a la infancia, sino que puede afectar la salud y el bienestar a lo largo de toda la vida. Numerosos estudios han demostrado una asociación entre las ACEs y una variedad de resultados adversos en la salud, incluyendo problemas de salud física, enfermedades crónicas, discapacidad, adicciones, comportamientos de riesgo y muerte prematura.

Estas experiencias pueden aumentar los riesgos de lesiones, infecciones de transmisión sexual, problemas de salud materno-infantil (incluidos embarazo adolescente, complicaciones del embarazo y muerte fetal), participación en el tráfico sexual y una amplia gama de enfermedades crónicas y principales causas de muerte, como cáncer, diabetes, enfermedades cardíacas y suicidio.

Además, las ACEs pueden tener un impacto significativo en el funcionamiento social y económico de los individuos, aumentando el riesgo de problemas de conducta, bajo rendimiento académico, desempleo, pobreza y relaciones interpersonales conflictivas.

Impacto Experiencias adversas - Angie ramos

Condiciones de salud asociadas con las Experiencias Adversas en la Infancia

  • Enfermedad autoinmune: entre los pacientes con lupus, el 63 por ciento informó tener una o más ACEs, y casi el 20 por ciento tenía cuatro o más ACEs.
  • Enfermedad cardiovascular: la investigación ha demostrado una fuerte asociación entre la exposición a las ACEs y los resultados cardiometabólicos, incluidas las enfermedades cardíacas, la hipertensión y la obesidad.
  • Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC): en un estudio sobre las ACE entre personas con EPOC, después de controlar el tabaquismo y otros contribuyentes de riesgo, el riesgo de EPOC aumentó a medida que aumentaba el número de ACEs, lo que sugiere que las ACEs eran un factor de riesgo independiente.
  • Diabetes: la exposición a las ACEs aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 en un 32 % en comparación con los pacientes sin ACEs.
  • Cáncer: las ACEs predicen fuertemente comportamientos que aumentan el riesgo de cáncer en adultos.
  • Depresión: tener al menos un ACEs se asocia con casi tres veces más probabilidades de síntomas depresivos entre las personas que reportan un pobre apoyo social percibido.6
  • Consumo de sustancias: según un estudio de 2018, los adultos que experimentaron abuso doméstico tenían un 30 % más de probabilidades de beber alcohol en exceso que la población general.

El estrés es parte de nuestras vidas

Todos hemos experimentado el estrés y es importante aclarar que el estrés no es algo malo, de hecho podemos identificar varios tipos de estrés. El bueno, el tolerable y el tóxico.

El estrés nos puede ayudar a salir de nuestra zona de confort y crecer, pero el estrés tóxico, el estrés crónico nos mantiene en estado supervivencia, especialmente si lo experimentamos en nuestra infancia.

  • El estrés bueno son esas situaciones que presentan un reto pero sin abrumarnos. Por ejemplo, cuando nos estresamos por un examen, nuestro sistema nervioso puede ir al estado de lucha o huida pero en cuanto el examen termina, podemos regresar a nuestra regulación.
  • El estrés tolerable involucra cambios en nuestro sistema nervioso que nos lleva a lucha o huida, pero que con el acompañamiento de un adulto seguro nos permite regresar a una regulación. Esto puede ser cualquier tipo de eventos que la vida nos presente, que con el acompañamiento adecuado nos permite salir del modo supervivencia.
  • El estrés tóxico es tan abrumador, tan severo o crónico que nos deja viviendo en supervivencia por mucho tiempo, nuestro sistema nervioso se queda prendido, ya sea en lucha o huida o en congelamiento.

Estrés tóxico

Las ACEs y otros aspectos sociales que pueden impactar las salud, como vivir en vecindarios de escasos recursos o segregados racialmente o donde constantemente te sientas en peligro, el mudarse con frecuencia o el experimentar pocos recursos para alimentarse, pueden causar estrés tóxico (estrés prolongado).

El estrés tóxico es lo que en afecta negativamente el desarrollo del cerebro, los sistemas inmunológicos, metabólico, sistemas reguladores, sistema cardiovascular y los sistemas de respuesta al estrés de los niños. Estos cambios pueden afectar la atención, la toma de decisiones y el aprendizaje de los niños, y no solo eso, afectan la autoestima, la imagen propia y la forma en la que nos relacionamos.

El experimentar estas experiencias adversas desencadena todos estos sistemas de respuesta al estrés que interactúan entre sí. Cuando un niño experimenta múltiples ACE a lo largo del tiempo, especialmente sin relaciones de apoyo con adultos para brindar protección, apoyo o la forma para procesar las emociones, las experiencias desencadenarán una respuesta de estrés excesiva y duradera, que puede tener un efecto de desgaste en el cuerpo.

Los niños que crecen con estrés tóxico pueden tener dificultades para formar relaciones sanas y estables. También pueden tener antecedentes laborales inestables en la edad adulta y luchar con las finanzas, el trabajo y la depresión a lo largo de la vida. Estos efectos también pueden transmitirse a sus propios hijos. Algunos niños pueden enfrentar una mayor exposición al estrés tóxico por traumas intergeneracionales y continuos debido al racismo sistémico o los impactos de la pobreza como resultado de oportunidades educativas y económicas limitadas.

Abordando las ACEs desde una Perspectiva de Trauma y Somática

Abordar las ACEs requiere un enfoque holístico que reconozca la interconexión entre el cuerpo, la mente y el entorno social de los individuos. Desde una perspectiva de trauma y somática, es importante ofrecer intervenciones que aborden tanto los aspectos físicos como emocionales del trauma y promuevan la curación integral.

Esto puede incluir terapias somáticas, como la terapia corporal, la terapia artística o la terapia de juego, que ayudan a los niños/as a procesar y liberar la energía del trauma almacenada en el cuerpo. También es importante proporcionar un entorno seguro y de apoyo donde los niños/as puedan expresar sus emociones, desarrollar habilidades de afrontamiento saludables y reconstruir relaciones seguras y afectuosas con los cuidadores y otros adultos de confianza.

Además, es fundamental abordar los factores sociales y económicos subyacentes que contribuyen a las ACEs, como la pobreza, el desempleo, la falta de vivienda y la falta de acceso a servicios de salud y educación de calidad. Esto puede implicar políticas y programas que fortalezcan a las familias, promuevan la equidad y la justicia social, y aborden las disparidades sociales y económicas que perpetúan el ciclo de la adversidad infantil.

Conclusión

Las experiencias adversas en la infancia tienen un impacto profundo y duradero en la salud y el bienestar de los individuos, así como en la sociedad en su conjunto. Al abordar las ACEs desde una perspectiva de trauma y somática, podemos ofrecer intervenciones efectivas que promuevan la curación, la resiliencia y el bienestar integral de los niños/as y sus familias. Es fundamental reconocer la importancia de prevenir las ACEs y promover entornos seguros y saludables donde todos los niños/as puedan crecer y prosperar.

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