Hablemos de abuso emocional y su impacto en nuestra vida adulta, te sorprenderás lo mucho que tiene que ver el cómo crecimos y el cómo hoy nos sentimos con nosotros mismos, cómo nos relacionamos y hasta la relación que tiene en sufrir ansiedad o depresión.
¿Qué es la negligencia emocional?
Primero que nada aclaremos qué es la negligencia o el abandono emocional.
La negligencia emocional se puede definir como un patrón de relación en el que las necesidades afectivas de un individuo son constantemente ignoradas, desestimadas, invalidadas o no apreciadas por una persona significativa, sobre todo en nuestra infancia cuando nuestros padres aunque presentes físicamente, no lo están emocionalmente.
Las personas que crecen en familias en donde no hay conexión emocional, se encuentran a sí mismo desconectadas unas de otras. Es decir, les cuesta entender las necesidades emocionales de las otras personas.
Recordemos que como niños, el afecto, el sentirnos escuchados, vistos y protegidos son parte de nuestras necesidades emocionales, no es un lujo, es una necesidad que nuestra mente necesita para desarrollarse. Así que cuando nuestros padres tienen problemas para comprender las necesidades de amor, afecto, cercanía y apoyo de sus hijos, esto genera que esas necesidades no se vean satisfechas, lo cual genera un vínculo de apego inseguro.
Ahora, esto la mayoría de las veces no es que se haga de forma deliberada, sino que más bien, los padres negligentes suelen provenir de familias en las que, de niños, fueron ignorados o descuidados por sus padres. Lo cual continúa creando un ciclo en donde como adultos no se tienen esas necesidades satisfechas, lo cual puede generar respuestas a las necesidades de los hijos como resentimiento o celos, o simplemente que están tan preocupados por tratar de satisfacer sus propias necesidades que es difícil para ellos ver las necesidades de sus propios hijos.
La negligencia emocional proyecta una sombra silenciosa, un peso llevado en los espacios entre las palabras y los ecos de necesidades no satisfechas. La sanación comienza al reconocer los susurros de tus emociones descuidadas.
Impacto de la negligencia emocional
Ahora, hablemos del impacto que esto tiene en nuestra vida y la forma en la que vemos al mundo.
Es importante que sepamos que para un niño el sufrir abandono emocional puede ser devastador, dentro de esas consecuencias se incluyen retraso en el desarrollo, hiperactividad, agresión, depresión, baja autoestima, huir de casa, abuso de sustancias y una serie de otros trastornos emocionales. Todo esto se ha comprobado con el estudio de Experiencias Adversas en la Infancia. (ACE por sus siglas en inglés)
Cuando crecemos en ambiente que no nos hacen sentirnos seguros para expresar nuestras emociones, por que van a ser ignoradas, comenzamos a adaptarnos y esconder esas partes de nosotros que creemos son las que hacen que nuestros padres nos ignoren. Es aquí donde sucede una profunda desconexión con nuestra autenticidad, con nuestras emociones y con la adopción de comportamientos que nos permitan manejar estas situaciones que son profundamente dolorosas para nosotros como niños en desarrollo.
Además, los niños que no se sienten amados o poco deseados, se esforzarán por complacer a lo demás o en caso contrario a comportarse mal para recibir un poco de atención, eso que tanto desean y necesitan. Cuando crecemos así es posible que tendamos a alejarnos de las personas, o parecer demasiado fríos o indiferentes.
Es posible también que tengamos miedo a la cercanía emocional y por lo mismo inconscientemente evitar la intimidad en las relaciones personales.
Obviamente, el grado de abandono y la vulnerabilidad individual inciden en la magnitud de las consecuencias, y cada persona puede desarrollar diferentes mecanismos y comportamientos en base a esta herida emocional.
Algunos efectos de la negligencia emocional son:
- Tasas más altas de ansiedad, depresión y otros trastornos psiquiátricos en la vida adulta
- Emociones negativas más frecuentes como la ira, la culpa, la vergüenza y el miedo.
- Mayor riesgo de trastornos por consumo de sustancias y adicciones
- Baja autoestima, muchas dudas sobre uno mismo o falta de confianza
- Problemas de confianza y dificultades para formar relaciones cercanas y saludables.
- Internalización o supresión de emociones y dificultad para abrirse a las personas.
- Más problemas para regular las emociones, tener arrebatos descontrolados
- Límites y habilidades sociales deficientes
- Dificultad para pedir o aceptar ayuda
- Una autoimagen negativa o altos niveles de autocrítica o diálogo interno negativo
- Mayor probabilidad de volverse socialmente aislado o retraído
10 señales del abandono emocional
Veamos cuales son algunas de los síntomas más comúnes que indican que hemos crecido con una negligencia emocional.
1. Dificultades para identificar y expresar las emociones
Luchar por comunicar sentimientos y emociones es un síntoma común de negligencia emocional infantil. Si sentiste que tus sentimientos y emociones no eran válidos en la infancia, probablemente pensaste que lo adecuado era ignorarlos o no permitirte tenerlos. Esto conlleva a esa desconexión interior. No solo suele ser difícil expresar emociones, sino que puede ser igualmente desafiante para los sobrevivientes de trauma emocional incluso el identificar cuáles son tus sentimientos exactos.
Una señal de esto es que tiendes a utilizar las mismas pocas palabras “Estoy triste, estoy feliz, estoy bien, no estoy bien” (lee más de la inteligencia emocional) y tienes un vocabulario emocional limitado para explicar lo que estás experimentando. Te sientes confundido acerca de por qué te sientes de la manera en que te sientes.
Esto puede tener un impacto en las amistades y las relaciones románticas. Si tienes dificultades para abrirte y ser vulnerable, puede parecer que la relación es unilateral, superficial y emocionalmente agotadora.
2. Dificultad con la autocompasión
Tines mucha compasión por los demás, puedes ofrecer ese espacio sin juicios para otras personas PEROOO… para ti lo único que encuentras es la crítica y el juicio. Es súper común que los sobrevivientes de negligencia emocional sean amables y empáticos con sus amigos y familiares, pero insensibles cuando se trata de ellos mismos.
La falta de compasión por sí mismos puede parecer que se centran en las necesidades de los demás y luchan por establecer límites.
3. Sentirse entumecido o “vacío”
Los sentimientos de vacío pueden verse diferentes de persona a persona. Para algunos, es una sensación de vacío notable en el vientre o el pecho, la garganta, el vientre, la espalda o el cuerpo en general. En lugar de sentir emociones, es posible que notes una sensación de vacío. Para otros, se siente como un entumecimiento emocional, apatía, como si estuvieras a la deriva por la vida en piloto automático y sintiéndote insatisfecho.
La sensación de vacío puede ocurrir porque una persona siente que falta algo importante en su interior. Lo que a menudo falta es el acceso a las emociones que se sentían inválidas durante la infancia.
4. Dificultad para confiar + depender de los demás.
El rechazar la ayuda de otros es un comportamiento común de los sobrevivientes de negligencia emocional infantil. Cuando los niños aprenden que no pueden depender de sus padres para satisfacer sus necesidades emocionales, tener que depender de otros puede convertirse en una fuente de ansiedad.
Durante la niñez, no podían contar con la persona o personas que más necesitaban; a menudo se preguntan, “¿qué hará que los demás sean diferentes?” Como adulto, el sobreviviente prefiere depender de sí mismo, en lugar de depender de cualquier forma de otra persona.
Esto incluye el pedir ayuda, la mayoría de los que crecimos sin este apoyo emocional, tenemos dificultad para abrirnos a los demás, no porque no lo deseemos sino porque nos hace sentir ansiedad y tenemos miedo a volvernos a sentir decepcionados. Aunque frecuentemente, se encuentra un deseo de ser amados, queridos y apoyados.
El miedo es que si buscas apoyo, atención o amor y te ignoran o te decepcionan, te sentirás tan impotente y sin importancia como cuando eras más joven, y ese pensamiento te aterroriza. Recuerda que la mayoría de estas emociones suceden a nivel subconsciente.
5. Percepción poco realista de uno mismo.
Los sobrevivientes de negligencia emocional infantil a menudo han desarrollado un crítico interior muy duro y además tienen creencias negativas acerca de sí mismos. Cuando los niños no reciben una sintonía y validación constantes de sus padres, puede afectar la forma en que se ven a sí mismos, el creer que hay algo mala en ellos, de lo contrario por qué sus padres no los amarían.
El resultado en la edad adulta puede parecer una inseguridad agobiante, una baja autoestima y el síndrome del impostor.
¿Te cuesta verte a ti mismo, conocerte y confiar en tu visión de tu futuro? ¿Puedes identificar cómodamente tus fortalezas y capacidades? ¿Conoce áreas de limitaciones y debilidades? Si te cuesta evaluarte a ti mismo, quién eres y qué te importa, es posible que no hayas tenido el espacio para definirte a ti mismo, tus necesidades, deseos y esperanzas mientras crecías.
6. Reaccionar exageradamente al conflicto.
Es posible que haya situaciones en las cuales se reacciona de manera intensa, cuando al parecer la situación no es de gran importancia, al menos para los demás. Asimismo, cuando se trata de una discusión amigable, es posible que esto despierte emociones intensas en ti.
Cuando tienes un desacuerdo con un amigo, tu pareja o en el trabajo, tu cuerpo comienza a desbordarse y te envía señales de peligro. Debido a que no aprendimos a auto-regularnos mientras crecíamos, en lugar de pasar por la experiencia y confiar en que pasará y estarás bien, es posible que reacciones violentamente o simplemente te cierres y te alejes.
Todo esto es solo el resultado de que no hemos aprendido a regular nuestro sistema nervioso, por lo tanto en cuanto sentimos esta alarma de que algo esté mal, aunque solo sea algo percibido, tendemos a irnos al extremo. Teniendo arrebatos que parecen desproporcionados con respecto al desacuerdo o conflicto o situación.
7. Sentimientos de culpa y vergüenza
La emoción más común en individuos que han crecido en ambientes tóxicos o con algún tipo de violencia es la vergüenza y la culpa. Cuando suceden eventos o situaciones negativas, es muy común que la emoción que se despierte sea la vergüenza, la culpa o la ira.
Si notas que saltas al escrutinio propio y te castigas por cometer errores (humanos), experimentar sentimientos (humanos) y sentirte avergonzado por algo que sucedió, es posible que no hayas aprendido que las emociones son saludables para experimentar.
Es importante comprender que nuestras emociones no son malas, y que muchos de nuestros comportamientos son solo una forma de manejar esas emociones. Cuando comenzamos a comprender que todo esto que sentimos el día de hoy es solo nuestra parte humana y no hay nada malo contigo.
8. Sentirse diferente
Cuando hablamos de trauma emocional, es decir cuando hemos sufrido negligencia o abandono que nos lleve a un trauma emocional, hablamos también de que todo esto tiene un efecto tanto en nuestra mente como en nuestro cuerpo, sobretodo cuando lo sufrimos cuando éramos niños y nuestro sistema nervioso estaba en desarrollo.
Uno de los principales efectos es el de sentirnos aislados y diferentes. Solo cual nos mantiene encerrados y con esta emoción de vergüenza que mantiene este círculo de aislamiento y sentirnos diferentes.
9. Dudas de uno mismo y relaciones no saludables.
Te quedas en relaciones poco saludables donde los límites son borrosos o no son tan claros. Es posible también que permanezcas en relaciones donde no te respetan; y en casos severos, soportas el abuso, porque no confías en ti mismo, en tu valor y en tus sentimientos de lo que está bien o mal.
Las dudas, la inseguridad y la falta de autoestima se sienten como si te rodearan cuando deseas poder alcanzar la confianza, la estabilidad, la confianza en ti mismo y la resistencia emocional.
10. Problemas para ser asertivo
La asertividad tiene sus beneficios, ya que permite a las personas comunicar sus necesidades de manera clara y efectiva, sin peleas, sin gritos, sino con una seguridad que nos permite establecer límites claros y firmes. La falta de asertividad puede afectar nuestras relaciones personales, nuestras carreras y la forma en la que nos comunicamos con el mundo.
Esto está muy conectado con nuestra confianza y la capacidad que tenemos para reconocer nuestras emociones y nuestras necesidades. Si no podemos identificarlas es poco probable que las podemos comunicar, mucho menos hacerlo de forma clara. Así que para desarrollar la asertividad también es necesario desarrollar la inteligencia emocional y comenzar a establecer límites.
El sanar el abandono emocional es posible
Reconocer las formas en que la negligencia emocional nos ha afectado puede ser una parte esencial del proceso de curación. Todos los sobrevivientes merecen reparar las heridas ocultas de la negligencia emocional y todos merecemos vivir en paz y tranquilidad.
Si alguno de los síntomas enumerados resuena contigo, puede valer la pena trabajar en este proceso, para desempacar el trauma, recuperarte y evolucionar de manera segura. Con autocompasión, puedes darte la empatía y el apoyo que no recibiste de niño y superar el abandono emocional infantil puedes sanar y ver la vida de forma diferente.
Si te interesa trabajar conmigo con un enfoque integral (mente, sistema nervioso y cuerpo) te invito a que agendes tu cita conmigo y comencemos este hermoso proceso de vuelta hacía ti mismo.
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