El abandono es un sentimiento primitivo y universal que se origina por la separación o desconexión con nuestros cuidadores primarios o nuestros padres. Esto se da de forma natural pues es parte de nuestra naturaleza como seres humanos el pertenecer y ser cuidados para sobrevivir, por lo que ese sentimiento de abandono es una de las heridas emocionales más fuertes que podemos experimentar.
Hoy en día hay mucho más información acerca de cómo el apego en nuestra infancia temprana tiene un gran impacto en nuestra vida adulta, así como las heridas o traumas emocionales que hayamos sufrido. Todo esto genera que desarrollemos actitudes que hoy consideramos como parte de nuestra personalidad, pero en realidad es solo un mecanismo de defensa ante el rechazo, el abandono u otra herida sufrida.
Date cuenta que al sanar estas heridas es posible que puedas cambiar esos comportamientos, mejorar tu salud física, pues tu sistema nervioso ya no se encuentra en modo de supervivencia y así mismo verás que tu forma de ver la vida se vuelve más positiva pues ya no los ves como una amenaza.
Entendiendo el abandono
El abandono es un sentimiento que se desencadena fácilmente por cualquier experiencia adulta que se parezca a tiempos anteriores de angustia por separación de cuando eras un niño pequeño o un bebé.
Pasar por una ruptura, perder un trabajo, ser rechazado por un amigo o incluso perder nuestro sentido de propósito: todo esto puede remontarse al trauma original del nacimiento y la separación, inundándonos de sentimientos que parecen desproporcionados con respecto al desencadenante. evento. Es decir todo esto pasa a nivel subconsciente, tu sistema nervioso responde a una memoria no consciente y te hace reaccionar de esta forma.
Cuando no se resuelven, los problemas de abandono pueden actuar como un virus que invade el cuerpo, la mente y el alma, interfiriendo con nuestro bienestar, autoestima y capacidad para lograr las metas deseadas. Otro resultado muy importante del abandono no resuelto es que muchas de las personas que lo sufren se sienten atraídos por personas no disponibles. Por lo que se encuentran en relaciones amorosas en donde continuamente tienen ese miedo a perder a la otra personas, o actúan de forma necesitada lo que puede ahuyentar a la pareja y es así como se genera un círculo vicioso.
Muchas personas tienen algún tipo de herida por abandono. La historia puede ser diferente, pero la herida es la misma y los resultados los vivimos a diario en nuestra vida adulta.
La herida de abandono es más común de lo que pensabamos
En mi propia historia me pude dar cuenta que las personas que fuimos adoptadas nos crea esta herida emocional del abandono. Aun cuando no fuimos conscientes de ello, y aun cuando exista esta idea de que los niños no se acuerdan de las cosas que sucedieron en su edad temprana, el sistema nervioso y el cuerpo guardan esas memorias, aun de manera inconsciente. Esto genera un miedo a ser abandonado, que se vincula con los miedos a no ser amado, a no ser suficiente, a no merecer.
Esto me llevo a tratar de entender más acerca de las heridas y los traumas emocionales y a darme cuenta que no es necesario pasar por un evento catastrófico para formar una herida de abandono. Pueden ser momentos que como adultos consideramos normales, por ejemplo cuando como padres necesitamos regresar a trabajar después del nacimiento de nuestro bebé, o si sucede alguna enfermedad en donde sea necesario que el niño se quede en un hospital.
Lo que si es cierto es que tenemos una cultura en donde el trauma o las heridas emocionales no son tomadas muy en serio y esto ha resultado en heridas multigeneracionales. Es decir, este mismo comportamiento que genera heridas y traumas emocionales en nuestros hijos, que al no conocer a profundidad su impacto y no darle la importancia necesaria continuamos repitiendo ciclos a través de generaciones.
En su mayor parte, somos una sociedad con poca inteligencia emocional y una incapacidad para trabajar conscientemente en los conflictos. A muchos de nosotros se nos ha enseñado que la ira o la tristeza no son emociones aceptables. Nos enviaron a nuestras habitaciones cuando actuamos mal, nos avergonzaron por tener grandes sentimientos y, a veces, incluso nos intimidaron en la escuela por ser el niño sensible. Las pequeñas heridas y el estrés, hasta el trauma de bajo grado, generalmente se descartan como “no es un gran problema”, pero eso no significa que estas experiencias no dejen una marca.
Cuando ignoramos a un niño que grita, generalmente el niño intentará gritar más fuerte por un tiempo y pero si después de un tiempo no recibe atención, finalmente se rendirá. Es así como, un niño que constantemente es ignorado por sus padres a menudo se comportará más y más hasta que finalmente explotará ya sea de forma llamativa al desarrollar comportamientos violentos o al contrario, un niño sumamente apago y con miedo del mundo externo. Así es como funciona el trauma. Si lo ignoramos durante demasiado tiempo, explotamos o nos reducimos a nada.
A menudo, un evento estresante en la vida, aunque pueda parecer no tan grande o tan importante, este servirá como un detonante para sacar a relucir nuestros asuntos pendientes del pasado.
No todas las adicciones tienen su origen en el abuso o el trauma, pero sí creo que todas se remontan a una experiencia dolorosa. Una herida está en el centro de todos los comportamientos adictivos. Está presente en el jugador, el adicto a Internet, el comprador compulsivo y el adicto al trabajo.
La herida puede no ser tan profunda y el dolor no tan insoportable, e incluso puede estar completamente oculto, pero está ahí. Como veremos, los efectos del estrés temprano o las experiencias adversas moldean directamente tanto la psicología como la neurobiología de la adicción en el cerebro.
Gabor Mate, autor de In the Realm of Hungry Ghosts, acerca de la raíz de la adicción<
Una herida de abandono se puede formar de diversas formas, algunas más obvias que otras:
- Traumatismo de nacimiento (separación al nacer, parto por cesárea, incubadoras)
- Adopción
- Que lo dejen en el campamento de verano
- Que te dejen en casa de la abuela por una noche cuando eres pequeño
- Que te lleven a un internado
- El divorcio de los padres
- Un padre ausente
- Un padre enfermo
- Muerte de un padre
- La llegada de un hermano, lo que hizo que la atención no fuera la misma
- Un familiar cercano muriendo
- Abandono emocional
- Padres emocionalmente no disponibles
- Alcoholismo en la familia
- Un padre con depresión
- Crecer en un ambiente emocionalmente frío donde no era seguro expresarse
- Abuso infantil, abuso sexual o insultos verbales
- Violencia para ti o el ser testigo de algún tipo de violencia
- Padres emocionalmente distantes o distantes
Todas estas experiencias pueden formar creencias en el cerebro de un niño que los llevan a adoptar como verdades para el resto de su vida:
- no soy digno de ser amado,
- me han abandonado,
- algo debe estar mal en mí,
- el mundo no es seguro,
- no puedo confiar en el amor,
- tengo que hacer todo solo,
- solo soy digno de ser amado si me comporto de cierta manera
El gran impacto de la herida del abandono
Muchos de nosotros hemos pasado toda una vida con profundas heridas de la niñez que no hemos podido resolver. Puede ser que hayamos intentado muchas tipos de terapias, trabajar en nuestra autoestima o confianza o abrirnos a la espiritualidad, y aunque todo esto puede tener un gran beneficio para nosotros, no es hasta que somos capaces de identificar esa herida y cómo se presenta el día de hoy en nuestra vida.
A continuación te voy a mostrar algunos ejemplos de lo que puede generar esta herida de abandono no atendida.
- Hipersensibilidad a las críticas o comentarios
- Reaccionar exageradamente al conflicto
- Tendencias extremistas (ser demasiado celoso o desconfiado, arrebatos extremos)
- Ansiedad y miedo a que la otra persona se vaya
- Terminar las relaciones antes de que la otra persona tenga la oportunidad de irse (muchas veces de forma inconsciente)
- Celos o sospechas de que su pareja lastimará, engañará o se irá incluso cuando no haya señales de comportamiento malicioso.
- Dudas, inseguridad y falta de autoestima
- Permanecer en una relación abusiva
- En casos más extremos es posible que durante eventos como rupturas, divorcios o pérdidas: uno puede sentir una pérdida total de control sobre sus emociones, hiperreactividad, ataques de ansiedad, miedo, insomnio, depresión, pérdida o aumento de peso. y pensamientos o comportamientos obsesivos.
Una herida de abandono es invisible a la vista, pero como puedes ver deja señales reveladoras en cómo nos relacionamos con el mundo externo, cómo nos sentimos internamente y cómo nos comportamos en nuestras relaciones. Puede hacernos pasar toda la vida huyendo del peligro percibido, sea real o no. Es posible que constantemente te encuentres poniendo a prueba el amor de los demás e indudablemente llegará un punto en el que se rompa después de tanto estrés, pero esto se utiliza como retroalimentación y evidencia de que vivimos en un mundo inseguro o que merecemos ser abandonados. Puede hacer que aceptemos ciegamente el mal comportamiento de los demás, ignorando nuestras propias necesidades y evitando que tengamos una voz fuerte y poderosa.
Cómo se ve la herida del abandono en nuestra vida diaria
En mi experiencia, debido a esta herida y otras heridas de mi infancia, desarrollé una personalidad perfeccionista, siempre luchando por lograr más para sentirme aceptado o valiosa. Una desconexión profunda con mis emociones, muchas veces tratamos de impedir el sentir ciertas emociones, como en mi caso la tristeza. Asimismo, y una forma común, es la de no saber cómo poner límites y aceptar comportamientos que te lastiman o violentos por miedo a ser abandonado.
Como puedes ver, los resultados de esta herida pueden mostrarse en distintas formas. Aunque en realidad de entre algunos comportamientos comunes es precisamente esta desconexión contigo mismo y con tus emociones, lo que hace difícil para muchas personas el saber cómo se sienten realmente.
Uno de los signos más obvios de una herida por abandono es la forma en que una persona responde a las críticas o al conflicto. Para ellos, incluso una crítica menor o un conflicto percibido puede hacer que todas las alarmas suenen en la mente. Una persona que vive con una herida de abandono está constantemente esperando a que suceda eso que tanto teme, que alguien lo abandone.
Siempre que se les brinda amor, su primer instinto puede ser huir o ponerse ansioso, pues no saben cómo responder. Sus temores de estar siendo engañados, traicionados, mentidos afloran cuando son provocados por la extensión o retirada del amor de alguien. Una persona con una herida de abandono tiene muchas dificultades para confiar y recibir amor e identificar cómo es el amor sano.
Alguien que está viviendo de su herida puede verse atrapado en relaciones abusivas, soportando el acoso de sus parejas, amigos o familiares, evitando las relaciones por completo o persiguiendo a personas que no comparten el mismo interés en desarrollar una relación que ellos. Para alguien con una herida de abandono, a menudo es muy difícil entablar una relación en la que el amor fluye libre y equitativamente entre los socios. Por lo general, existe un patrón de apego ansioso-evitativo que debe abordarse primero, para que funcionen bien en una relación de amor y respeto mutuos.
Cómo sanar la herida del abandono
La buena noticia todo esto puede mejorar, tu vida puede mejorar.
El primer paso: Reconocer la herida del abandono
Ya sea por desconocimiento o porque culturalmente estamos propensos a evitar las emociones incómodas, lo cierto es que la mayoría de nosotros crecemos sin ser conscientes de que estas heridas existen y lo mucho que impactan en nuestra salud mental, física y emocional, así como en nuestras relaciones y la forma en la que nos sentimos con nosotros mismos.
Es importante reconocer que este trauma pasado lo seguimos viviendo en nuestro presente, aun cuando hayamos pensado que quedó ya en el pasado. Es importante que sepas que tu sistema nervioso y tu subconsciente siguen haciendo referencia a esa vivencia como si estuviera pasando en este momento. Es como si te pusieras unos lentes con un cristal de abandono y todo lo que ves en este momento es a través de ese lente. Por lo que sin importar qué tanto hayas pasado trabajando en soltar el pasado y perdonar, hay un paso más para finalmente sanar la herida.
El reconocer de dónde surge esta herida lo hacemos no como un reproche hacia nuestros padres sino hacia un entendimiento de nosotros mismos y hasta de ellos, pues podemos ver que ellos tal vez crecieron con las mismas heridas.
Además, el reconocer esta herida te da ese descanso, de que no es tu culpa, no es que no puedas cambiar, es que necesitas sanar.
Segundo paso: Ábrete a tus emociones
Después de negar y ocultar nuestras emociones desde pequeños, es posible que hoy en día no puedas reconocerlas. Asimismo, estamos acostumbrados a ser más racionales porque de cierta forma vemos que el ser sensible está mal. Pero te puedo decir que el camino hacia la sanación se hará únicamente a través del conectar con tu propia naturaleza, y esto es con tus emociones.
Las emociones son el camino más rápido hacia la sanación.
¿Qué significa realmente “sentir nuestros sentimientos”? Esto quiere decir que es necesario nuevamente conectar con tu interior, el preguntarte ¿Cómo me siento en este momento? (realmente cómo te sientes) y desarrollar esa consciencia de qué es lo que estás sintiendo, sin juzgar sin tratar de evitar todas esas sensaciones de dolor, tristeza, pérdida e ira. Mientas esto sucede, nota si existe el deseo en tu mente de quererte retirar o escapar a esas sensaciones. Date cuenta que no hay escape a tus emociones, aun cuando te distraigas, tu cuerpo, tu mente y tu sistema nervioso están sintiendo todo eso.
No hay forma de sanar si continuamos ignorando esa herida.
Crea el espacio para llevar a cabo la sanación, esto significa darte el tiempo y la apertura para sentir, y manejar tus emociones de manera saludable y segura. Si es necesario llorar o gritar en la almohada, salir a caminar o a relacionarte con la naturaleza, acostarte o descansar un poco. Nota que el objetivo es crear el espacio seguro, con alguien con quien tú te sientas segura de platicar y compartir tu proceso, o tú sola, pero siempre tomando en cuenta que no se vale lastimar a las demás personas en tu proceso.
Tercer paso: Conecta con tu niño interior
Tu niño interior es esa parte de ti mismo que es totalmente libre, confiado y tiene todas las características innatas de ti mismo. Es debido a estas heridas que tu niño interior se va retrayendo y se mantiene con miedo a realmente mostrar todas tus cualidades y tu grandeza.
Es por esto que es importante utilizar una meditación o ejercicios que te permitan reconocer esta parte tan importante de ti mismo.
Asimismo, es importante que reconozcas que aun cuando tus comportamientos no son lo mas saludables, esto y lo que sucedió no es tu culpa. No eres una mala persona, una persona débil o una persona indigna porque tienes esta herida.
Aquí comienzas a desarrollar esta actitud de curiosidad compasiva hacia ti mismo y hacia tu niño interior, te puedes dar cuenta a través de esta exploración que muchos de estos comportamientos surgieron como mecanismo de defensa para proteger a tu niño interior.
Es posible que quieras hacer una lista de cosas que se ven afectadas hoy en día, las emociones que sientes frecuentemente, los comportamientos de auto-sabotaje y agradar a la gente, los movimientos profesionales basados en el miedo, e incluso los ex amigos y ex novios que entraron en tu vida y que se fueron, dolorosa y dramáticamente.
Ciertamente, es posible que algunos comportamientos que se deban a otras heridas, pero el darte cuenta de lo que deseas cambiar, te ayudará a abrirte de forma honesta hacia ti mismo y crear un espacio seguro para que puedas hacer este proceso de sanación de forma más compasiva para ti y tu niño interior.
Cuarto paso: Utiliza recursos adecuados
En este proceso de sanar es importante obtener y utilizar recursos que te permitan sanar y moverte hacia adelante. Es necesario saber que tu sistema nervioso continuará reaccionando a ciertas situaciones hasta que crees ese espacio seguro para que puedas sanar y así reorientar a tu sistema nervioso a salir de ese estado de supervivencia.
Obtener recursos es hacer algo que se sienta bien, algo que te ayude a regular el sistema nervioso y recordarle al cerebro que no estás en peligro en el momento presente. Dentro de estos ejercicios la respiración es sumamente importante para lograrlo. Cuando haya algo que te genere sentimientos fuertes o te encuentres reaccionando hacia una situación familiar entonces regresa inmediatamente a tu respiración.
Haz un esfuerzo por dedicar tiempo a encontrar recursos que te ayuden a ti personalmente, la meditación, el yoga, la música, bailar, caminar, respirar puede ayudarte y está comprobado que todos estos medios ayudan a la gente con traumas emocionales para volver a conectar con su cuerpo, con su mente y con las emociones.
A través del sanar, volverás a recuperar tu sentido de poder de ti mismo, de sentirte bien.
Si buscas un método más enfocado a sanar esta herida en específico te invito a trabajar conmigo, con Hipnosis y Havening Techniques® podemos hacer un cambio profundo al liberar las emociones atrapadas y regular tu sistema nervioso para que salgas de ese modo de supervivencia.
En conjunto creamos ese espacio dentro de ti mismo para que tu hagas este proceso de sanación y te doy recursos eficaces que te permitirán continuar con tu proceso y desarrollar la resiliencia que te permita transformar tu vida.
Conoce más acerca de mí y cómo trabajo.
me siervió mucho esta información, me hico reconocer situaciones y roles que he jugado o que espero de l@s demas.
Gracias